Si hay algo que me guste hasta la saciedad es el mar, estar sentada en la orilla o simplemente en la terraza de mi apartamento, viendo sus cambios de color, sus movimientos, e incluso ese aroma que se respira y te atrae. El fuerte oleaje con sus chasquidos del agua cuando choca con la arena de la playa, y sube la marea, la inmensidad del horizonte, todo eso me fascina, ver pasar barcos de gran tonelaje y que en el inmenso mar son simplemente un cascaron de hierro, los pequeños veleros, como barquítos en la bañera.
Dicen que después de una larga primavera viene el verano, cierto, y este año ha sido un verano atípico con muchos condicionantes, de distanciamiento, mascarillas. y cosas raras. Ya se nos termina el tiempo de playa y hemos vuelto a la realidad con todas las dificultades que nos ha dejado y posiblemente nos dejará este caprichoso y mortal virus, que a muchos nos tiene muy preocupados e intranquilos, con una cierta inseguridad por todo lo que pueda llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario